jueves, 25 de agosto de 2011

Ana Prada no está sola.


El Ciclo de Música Popular que organizan la Asociación Cultural Otras Voces y el Centro Ciudad de Rafaela continuará sus presentaciones el Sábado 6 de Agosto a las 21:30 en el Teatro Lasserre con el recital de la cantante uruguaya Ana Prada, quien presentará su último c.d. “Soy Pecadora”.

Ana Prada es una compositora, guitarrista y cantante uruguaya que inicia su carrera profesional junto al cantautor Daniel Drexler, cuando en 1994 integra el grupo “La Caldera”. Como solista comienza en el Año 2006 cuando edita su primer disco “Soy Sola”. Este primer trabajo ha merecido muy buenas críticas y ha sido editado en Uruguay, Argentina y España. La artista uruguaya ha merecido entre otras cosas tres nominaciones a los Premios Graffiti 2007 (Revelación del año, Mejor solista del año y Mejor productor del año), una nominación a los Premios Gardel 2007 y ha sido clasificado por la revista Rolling Stone como álbum revelación 2007. El año pasado editó su segundo disco “Soy Pecadora” en Argentina, Uruguay, varios países de Latinoamérica y España. En la apertura del espectáculo en esta oportunidad se presentará la cantante uruguaya Lea Bensasson acompañada por el guitarrista Diego Rolón.
Ana ¿cuáles son los recuerdos de tu infancia en Paisandú?
- Tengo recuerdos muy oníricos en el sentido de que fue una infancia muy linda. Si bien me crié en la ciudad de Paysandú, era en un barrio donde no había rejas. Mis padres hicieron su casa ahí cuando se casaron que es donde viven actualmente. Los gurises teníamos mucha libertad de juntarnos en los terrenos baldíos a jugar al fútbol o hacer casitas. Jugábamos siempre vinculados con la naturaleza, generalmente al aire libre y en lo verde, siempre había algún vecino que tenía una huerta o algún caballo y teníamos mucho contacto con la naturaleza y los animales. Tuve la posibilidad de tener perro, gato y creo que hasta un pichón de ñandú. Esos son los recuerdos de la infancia de mucha libertad, independencia en el juego y mucho juego en grupo. Mi padre era ingeniero agrónomo, mi madre docente, éramos de clase media pero siempre nos mezclamos todos sin importar las diferencias.
- Otra cosa que me marcó mucho en la música fue el haber participado del coro de la escuela, me lo tomaba muy en serio. Me acuerdo que vocalizaba según las instrucciones de la profesora Marta que hasta el día de hoy me acuerdo de ella. También un taller de música y canto que tuve con grandes docentes que estaban en ese momento destituidos porque era tiempo de dictadura. Durante toda mi infancia había muchos maestros que no podían trabajar en la educación formal pero tenían una calidad humana impresionante. Hacían talleres de canto, talleres de expresión y eso también me ha marcado mucho con aquello que tiene que ver con sensibilizarse a través de la música. Recuerdo que a veces escuchábamos música y dibujábamos, a veces hacíamos música y tocábamos instrumentos, fue un acercamiento muy lindo y desde muy temprana edad.
- Además mi padre siempre tocó la guitarra y varios instrumentos, el piano, el acordeón, tenía hasta un trombón en casa y sin ser profesional era muy capaz. Todo esto me fue nutriendo y creando pequeños escenarios domésticos, porque cuando uno canta para los amigos o la familia es casi lo mismo que estar en un escenario. Esos fueron los mejores recuerdos de la infancia porque también creo que criarse en el interior es muy distinto a criarse en un departamento en una capital.
- Tus discos encierran algo de esta magia de lo familiar y de ese aire de campo de la infancia.
- Eso es algo que queda en algún lugar de la memoria emocional. Tuve la suerte de tener una familia, un amparo, un hogar. Esa memoria de esos lugares por más que formen parte de la fantasía siempre aparecen en las canciones aunque ya de otro modo.
- ¿Cómo te iniciaste en el camino de la música?- Profesionalmente empecé a cantar con Daniel Drexel (que es mi primo) cuando tenía 19 años él armó una banda con sus canciones, tocábamos por La Paloma y la zona costera y ahí fue la primer vez que me gané unos pesitos. Todo escenario te enseña desde el más chico al más grande y ahí fueron mis fogueos de tener conciertos todos los días y andar de acá para allá. Por su puesto mientras todos estudiábamos, porque era a la vez un mandato familiar. Por un lado tenía lo de la música y por otro estudiaba, me recibí de psicóloga, siempre el estudio fue una constante en mi vida y era de lo que uno iba a vivir. La opción de vivir de la música es algo que ahora se baraja de una manera más natural en Uruguay, en Argentina o en el mundo. Después la vida misma me fue llevando a dedicarme exclusivamente a esto y tomarlo como profesión.

Soy sola; un disco que abrió caminos para no estar sola.

- ¿Cómo definirías tus dos discos, podrías mencionar alguna idea síntesis en cada uno de ellos?
- “Soy sola” fue como golpear una puerta y pedir permiso para mostrar mis canciones. Más que nada Carlos Casacuberta me impulsó, fue productor del disco y quién de alguna manera confió en mí antes que yo. Estaba trabajando con el cuarteto La otra, proyectos preciosos y si bien tenía una necesidad de tener algo propio, no veía con claridad si esas canciones estaban buenas o no. Otra pata de este primer disco fue Elvira Rovira que fue coautora de varios temas y estuvo vinculada a la producción ejecutiva, mientras con Carlos trabajábamos en lo artístico y grabábamos. Salió el disco tuvo buenas críticas, a la gente le gustó, empecé a armar la banda para presentarlo y comenzó a formar parte de mi manera de vivir. Fue el disco que me abrió los caminos para componer, tocar y hacer música.

Un concepto valiente


- “Soy pecadora” vino después de haber viajado, de haber conocido a Queyi que es una gran cantante y compositora española de Madrid. Se me abrió otro panorama totalmente diferente, nunca había estado del otro lado del océano y no conocía. Me nutrí de otras músicas, otra gente y otros paisajes. Es un disco que me agarra más firme y me animo a decir más cosas. Lo más lindo que te puede pasar es que lo que es tan de uno, les sirva a otros, toque la intimidad de otros que se sientan identificados con esa obra. En ese sentido “Soy pecadora” es un disco valiente y también alude a la condición de la mujer, de lo que nos cuesta gozar o disfrutar sin culpa, como del precio moral que tenemos que pagar por eso. Siempre caemos desde el lugar del pecado impuesto por las religiones, venimos de una civilización judeo cristiana donde el peso de la culpa y el deber están muy presentes. Todo eso generó una identificación con muchas mujeres de todo tipo y edad.
- Pariera como dice una canción tuya que éstos discos te han dejado en “otro lugar”.
- Si, me siento muy afortunada porque las cosas me han explotado delante de los ojos para que las pudiera ver. La vida misma me fue dando las oportunidades, mucha gente me dio una mano, mucha gente trabaja conmigo y me ayuda a componer y a grabar los discos.
- ¿Qué desearías para el futuro de tu carrera?
- Seguir de a poco por este camino que es lento y al mismo tiempo muy efectivo, siento que cada piedrita que vamos poniendo hace lugar al mismo cimiento. Quisiera que a la gente le guste el show, lo recomiende, que cuando vuelva a Rafaela tengan ganas de ir de nuevo. Me gustaría poder seguir haciendo canciones que a la gente le sirva para algo, que le alimente el alma y se sientan identificados. Seguir este camino, recorrer más lugares. Vamos a estar tocando en Brasil en breve, me voy para España, estamos con muchos proyectos, con un disco para niños y mucho por delante. Agradeciendo todos los días que uno vive de lo que le gusta y que encima trabaja con el lado lindo de la gente, llevándole alegría y compartiendo buenos momentos.
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- Ana Paula Rosillo.

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