domingo, 17 de julio de 2011

La vida: una representación.



La voz de Juan Carlos; “me di cuenta que el teatro era una cosa más vieja en mí, más intuitiva y salvaje, entonces empecé a pensarlo y llegué a la conclusión de que desde muy pequeño vi la vida o cosas que me pasaban o les pasaban a otros, como una puesta en escena”.

El libro "Voces, crónica teatral a coro" de Juan Carlos Ceja sale de la cocina en junio de este año para ser presentando este mes. Matías Aimino se suma en la última parte de la publicación, tomando conjuntamente algunas decisiones artesanales y formales. Más de 300 libros, circularán por la ciudad en bibliotecas públicas, instituciones educativas, escuelas, universidades e instituciones culturales. Una historia de muchas voces, Juan Carlos tiene algo por contar.
La presentación de este libro se realizará hoy en la Biblioteca Sarmiento, Centro Empleados de Comercio, sita en Güemes 144, a las 18 hs y estará coordinada por Arturo Gentilini. Con el título "Voces, crónica teatral a coro", Ceja despliega una panorámica de un largo tiempo de vida en conjunción con el teatro. El libro refiere de manera casi excluyente al Grupo de Teatro de la Escuela de Enseñanza Media Nº 204 "Domingo de Oro" de Rafaela, que en 1988 tomó el nombre de "María Cecilia Ballina"; al Grupo de Teatro Alas y al Grupo de Teatro del Instituto Superior del Profesorado Nº 2 Joaquín V. González y contó con el aporte de la Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura de Rafaela.
Todo surgió con la intención de guardar y registrar las producciones radiofónicas donde el escritor comentaba acerca de sus obras. Conversaciones con periodistas y locutores de la ciudad envueltas dentro de un círculo reducido y casi íntimo guardaron detalles que hoy reflejan su impronta.
¿Cómo fue la selección del material?
- Aparecieron las preguntas y dije a ver cómo hacemos, desgravamos esto y lo publicamos en crudo o se hacen algunos retoques. Para este libro tuve ´ángeles´, varias cuestiones y personas que me aceleraron esto de la publicación. Hablé con Lidia de la Casa, una persona que no me permitió que la nombrara en el libro, por su excesiva humildad, pero pienso hacerlo públicamente. Ella es una especialista en Lengua, una lectora empedernida, además amiga y, de algún modo, vió que el libro daba para más que la transcripción de algunas desgravaciones.
- ¿Cuáles fueron los pasos que siguieron?
- Hice una recopilación de todo lo que salió publicado, de lo que fui haciendo en treinta años de teatro. Algunos me han halagado, otros no tanto. Ahí luché con mi subjetividad y tuve que buscar un criterio y, como creo que siempre fui intelectualmente honesto, tanto en las clases como en el teatro, el libro contiene la compilación de publicaciones que me halagan y también aquellas que considero valiosas, pero son más estrictas. En medio todo esto y progresivamente fue apareciendo mi necesidad de escribir.
- ¿Cómo fue el proceso de su escritura?-
- Ahí me fui acercando a sensaciones, vivencias, pareceres de algunas cosas que habían pasado cuando hacía tal o cual obra y esto se impone en el libro como lo más personal. Puntualmente hay una sección que se llama ‘A propósito de’, y al respecto hay una anécdota que cuento generalmente. Siempre soñé con hacer una obra en que mi madre fuera protagonista, tal vez ahí iba a resolver mi Edipo o a profundizarlo (risas). En una charla un día me dijo ´te voy a hacer un regalo, voy a trabajar en una obra con vos´. Una mujer que había terminado la primaria, siempre sirviente de una estancia, después empleada en un frigorífico, que sabía que el hijo andaba haciendo cosas en el campo cultural, pero ella desconocía. Así fue como aparece en ´Quién yo?´ y ella durante un año sale conmigo dos veces a la semana y más de una vez volvía conmigo a la madrugada, primero ensayábamos y después salíamos a tomar algo. A lo mejor visto desde afuera puede ser cursi, pero para mí fue visceral.
- En esta sección entran algunos personajes vinculados a la política, alguna directora o la impronta relacionada con asumir junto a los actores algunos desnudos en las obras. Por ahí cuento algo de esas situaciones, quienes estuvieron implicados en hacer teatro conmigo, quise que me contaran acerca de esas experiencias vinculadas a la escenografía, la música y la escritura, entre otras cuestiones.
¿De dónde viene tu deseo por el teatro?
- Viene del impacto de la literatura, de algunos profesores relacionados a lo artístico o la experiencia del teatro leído. Luego me di cuenta que el teatro era una cosa más vieja en mí, más intuitiva y salvaje, entonces empecé a pensarlo y llegué a la conclusión de que desde muy pequeño vi la vida o las cosas que me pasaban o les pasaban a otros, como una puesta en escena. De un modo muy similar entré a la política. Cuando Eva Perón murió yo tenía dos años y, recuerdo entre situaciones cotidianas, haber visto una foto de una mujer y, la foto de un señor arriba de un caballo, nadie me dijo en ese momento de mi niñez que esa mujer era Eva y ese hombre era Perón.
- Es notable que has transitado diversas etapas de lo que para vos significa el teatro, en ese sentido ¿cuál es hoy tu idea del teatro y si te parece que tiene que ver con un espacio de resistencia?-
- Mi vivencia con el teatro se fue acomodando entre historias personales y llegó un momento en que me acerqué a la historia del país. Nunca hicimos todo el teatro que quisimos, porque hubo momentos de democracia y momentos muy duros de falta de democracia. Sin embargo nos fuimos acomodando para seguir diciendo y eso nos fue marcando. Puede ser que crezcas y cambies de género, de paradigmas, de producciones, pero es evidente que el tipo de teatro que pudimos ir haciendo tuvo que ver con ciertos imponderables y con las circunstancia de vida del país.
- De todas maneras hice teatro independiente y teatro siendo un agente del Estado (como profesor). Siempre quise generar dentro de las escuelas otros espacios alternativos como para seguir desarrollando el aspecto formativo más allá del aula. En ese espacio del teatro estudiantil tanto en la escuela media como en el nivel superior, siempre quisimos construir juntos en ese proceso y estirar dentro de los límites hasta donde más podíamos. Pasé del teatro convencional con Sánchez y en familia y, la oportunidad del escape y la transgresión me lo permitieron las creaciones colectivas, no las obras de autor. Creo que el arte siempre te presenta algún sendero donde podés instalar algo de lo tuyo sin que la negociación te ponga en un estado de humillación o de venta de tus ideas.


Ana Paula Rosillo.
Julio 2011.

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