miércoles, 6 de julio de 2011

Se presentó en el Teatro Lasserre el Trío de Cañas.


Inaugurando su primer concierto con este programa, el “Trío de Cañas” , integrado por Guillermo Astudillo –clarinete-, Juan Francisco Revello –oboe- y Alejandro Tomaino –fagot-, se presentó el pasado domingo 3 de julio en el Teatro “B. Juan Lasserre”, dentro del Ciclo “Música de Cámara”.


Un grupo de músicos de la ciudad de Santa Fe visitó nuestra ciudad el pasado domingo, bajo el nombre “Trío de Cañas”, trayendo un inolvidable programa que reunió armónicamente durante la misma noche a Mozart, Jean Francaix y Jacques Ibert. Se conocieron en la Escuela de Música N° 9901, primero tocando en la Orquesta de Niños y luego en la Juvenil. La música excelente compañía de los primeros pasos, así como imborrable recuerdo de la adolescencia transitó siguiendo de cerca sus mejores años. Solemos escuchar que la vida tiene sus vueltas, y pareciera ser, que las mismas vueltas que alguna vez los habrían separado al terminar sus estudios musicales, quiso reunirlos, bajo el mismo interés y guiarlos por la fuerza de un deseo tan repetido como insistente. “Volvimos a juntarnos en determinado tiempo y decidimos hacer esto”, explicaron. Así fue como iniciaron la formación “Trío de cañas”, “dijimos vamos a probar, durante un tiempo nos fuimos preparando y ahora empezamos a buscar lugares y a tocar”.
La agrupación que participará del tercer concierto de la Temporada 2011, se formó en el año 2009. El armado de un programa variado de distintos estilos musicales, fue producto de sus años de estudios en su primera escuela de música y de la participación en los organismos musicales de aquel instituto educativo, además de integrar las Orquestas Sinfónicas de Santa Fe y Entre Ríos.
Dentro del marco Ciclo “Música de Cámara”, el " Trío de Cañas ", integrado por Guillermo L. Astudillo –clarinete-, Juan Francisco Revello –oboe- y Alejandro S. Tomaino –fagot-, se presentó en el Teatro “B. Juan Lasserre”, mediante un evento organizado el Centro Ciudad de Rafaela, que cuenta con el apoyo de la Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura, interpretando en la oportunidad tres obras escritas especialmente para este tipo de formación.


Privilegiando el original


Desde que se unieron, su búsqueda en el ámbito de la música se encuentra relacionada con la posibilidad de indagar entre el surgimiento de un repertorio o de obras que resulten originales. También el interés por rastrear bajo una consigna que sostuviera este criterio, los condujo a explorar entre compositores franceses, “justamente porque nos parece que no es muy común”.
El programa se sostuvo en la elección de obras auténticas y escogidas por los integrantes del grupo, con la intención de gestar una estructura a partir de referentes conocidos en el ambiente como Mozart. A quién en breve referencia, vale mencionarlo como uno de los más grandes compositores de música clásica del mundo occidental.
Luego, se inclinaron hacia algo más moderno a través de Jean Francaix con “Divertissement”, interpretando “Prélude”, “Allegretto Assai”, “Elégie” y “Scherzo”. René Jean Désiré Françaix fue un excelente compositor francés, ganó a los 18 años su primer premio de piano en el Conservatorio de París y su obra combina magistralmente la elegancia y el ingenio.
Posteriormente el programa continuó con un tono más popular junto a la propuesta del compositor francés contemporáneo Jacques Ibert junto a “Cinq Pleces en trio”, exponiendo “Allegro vivo”, Andantino”, “Allegro Assai”, “Andante” y “Allegro quasi marziale”. Para terminar lo hicieron con una obra nacional, llamada “Humahuaqueño”, “con esto quisimos hacer como en las comidas, ofrecer un poco de variedad” dijo Guillermo. La música de Ibert es considerada muy "ligera" de carácter, a menudo ingeniosa y suele ser orquestada con melodías atractivas.
La recepción o el momento reservado para el espacio de la escucha no sólo presentó códigos propios y declaradamente reservados para un público selecto, sino que a la vez, autorizó la certeza de que los ensayos debieron contar con una dedicación extrema y muchas horas de estudio. “Primero hay una gran concentración en el trabajo individual de cada uno, después se hacen los ensayos grupales para ir armándolo. Tuvimos varios ensayos porque las obras eran complicadas y finalmente nos reunimos para ajustar algunas cuestiones”, explicaron los integrantes del grupo.


Música de cámara


Hay dos detalles que permiten caracterizar cabalmente una obra de cámara, el primero es que cada músico toca una parte diferente y además, no hay director; los músicos deben estar ubicados de manera de poder mirarse entre sí, para lograr la mejor coordinación. La palabra “cámara” implica que la música puede ser ejecutada en una habitación, con una atmósfera de intimidad.
Hay muchas combinaciones instrumentales, la más importante es el cuarteto de cuerdas. Otros grupos usuales de cámara son el trío de cuerdas, el trío con piano, el quinteto con piano y el quinteto de cuerdas. Menos usuales son los instrumentos de viento y de metal. Algunos compositores han escrito obras para grupos mixtos de vientos y cuerdas, y algunos han escrito para instrumentos de viento solos, aunque los instrumentos de metal (con excepción de la trompa) prácticamente no se han utilizado.
La música de cámara, argumentó Juan Francisco, “implica en este caso que somos tres personas las que decidimos con gestos y el habla para que ‘eso’ se ensamble en uno y así suene lo que tiene que sonar, reproduciéndolo mejor”. Una de las intenciones por donde sucede la interpretación de la partitura, “es que intentamos que no sea autoritaria, de ir justamente por donde la música quiere, somos algo así como un matrimonio, con la diferencia que acá somos tres”, expuso.



Una pasión


Al momento de explicar que significa la música para cada uno de ellos, Guillermo recordó; “Schopenhauer decía que es la representación directa de la voluntad”, Alejandro, manifestó “la música es el idioma universal pero además es una forma particular de hablar” y Juan Francisco, por su parte, añadió “agregaría que la música es nuestra pasión y por eso la elegimos”. Haciendo un repaso que intente reflejar sus opiniones acerca de sus preferencias musicales, supieron decir “es muy importante la diversidad, nuestro interés es dentro de lo que podemos hacer y lograr que aparezca más interesante. La elección no es una elección para el público sino para nosotros, como imponiéndonos un objetivo, donde también buscamos mostrarle a la gente alguna obra en particular para que la disfrute”, comentaron.
La representación que tuvo lugar el domingo, fue un reducto de música, acordes, armonías, extremadamente cuidadas, exquisitamente bellas, pobladas de una serie mesurada de detalles que se acoplaron al unísono administrando la sucesión del ritmo entre el manejo de tiempos y silencios. Los músicos en perfecta comunión integraron lecturas musicales, combinaron gestos de sus compañeros y una partitura programada en mínimas sucesiones temporales de ritmos transportando una particular polifonía musical, mientras el público, por momentos poseído por este ritual mágico y sagrado, parecería dejarse llevar hacia otros sitios, donde la materialidad del lugar compartido, de ese espacio común, cercano y alejado de lo propio, supo recrear nuevos encuentros.



Ana Paula Rosillo.
Julio 2011.

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